miércoles, 1 de diciembre de 2021

Incendio: Un incendio destruyó el Museo de Ciencias Naturales de Rosario

La Nacion 2 de julio del 2003
El fuego se habría desatado por la explosión de una bomba de estruendo arrojada por manifestantes En ese momento, empleados estatales protestaban en los alrededores del edificio Se perdió buena parte de la colección principal, compuesta por unos 13.000 animales embalsamado. 
ROSARIO.- Un incendio, que se presume comenzó por el estallido de una bomba de estruendo, arrasó ayer las instalaciones del Museo de Ciencias Naturales Angel Gallardo, que atesora unos 13.000 ejemplares de animales embalsamados y funciona en el antiguo edificio de los tribunales provinciales, ubicado en el corazón del centro comercial rosarino.
El fuego se detectó alrededor de las 13.30 en el techo de una de las salas del ala norte del museo, que se encontraba cerrada al público. La alta combustibilidad de los elementos almacenados hizo que las llamas se propagaran con rapidez hasta los salones de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), que ocupa la planta baja.

"Fue todo muy rápido. Desde el momento en que vimos el humo hasta que el fuego tomó el techo y empezó a venirse abajo pasaron unos pocos minutos", relató a LA NACION Pablo Vrakovich, guía didáctico del museo, que trabajó junto a los bomberos para tratar de salvar los ejemplares embalsamados, el mayor tesoro.
El incendio se inició cuando en la plaza San Martín, ubicada frente al viejo palacio de Tribunales, se realizaba una manifestación de empleados estatales que reclamaban un aumento salarial.
"Desde la mañana estuvieron tirando bombas en la esquina del museo. Los restos encendidos de alguna cayeron sobre el techo y comenzaron el fuego", especuló Vrakovich.
Los alumnos que se encontraban en clase en la Facultad de Derecho desalojaron las aulas antes de que las llamas alcanzaran la señorial cúpula del reloj que caracteriza al edificio. Un grupo de docentes se apuró para rescatar los libros almacenados en la biblioteca y la documentación, y los equipos de computación de la oficinas administrativas.
"Pero nosotros no tuvimos esa suerte. Como el fuego comenzó en una de las torres del museo, pudimos salvar muy pocas cosas", comentó con la voz entrecortada Jorge Martí, taxidermista que trabaja en el museo desde hace 23 años. Y agregó: "No lo puedo creer, perdí el trabajo de toda una vida en un instante. No sé si me voy a poder reponer. Esta es una desgracia terrible".
Martí se formó en La Plata y en 1980 se hizo cargo del Laboratorio de Taxidermia del Museo de Ciencias Naturales de Rosario, donde trató 8000 de las 13.000 piezas embalsamadas que eran exhibidas.
"Nunca vamos a poder volver a tener una colección como la que teníamos -sollozó el taxidermista-, el daño es irreparable."

Los restos calcinados del Museu Nacional de Rio de Janeiro

Las colecciones

Fundado en 1945, el museo contaba con unos 13.000 animales taxidermados y restos fósiles, expuestos en 15 salas divididas en Zoología, Botánica, Paleontología y Antropología. Sus colecciones incluían especies exóticas -como un bisonte, un dromedario y una familia de leones- y autóctonas, -como un causario y un puerco espín-, únicas en el país.
"Las pérdidas son enormes y el daño que sufrió la cultura de la ciudad es incalculable -se lamentó la directora del museo, Margarita Ferioli-. Esta es una catástrofe que no esperábamos. No sé cómo empezó el fuego, pero los empleados dicen que fueron las bombas que tiraban en la plaza. Y que el piso del patio está sembrado de restos chamuscados de las bombas."
Pese a que el deterioro del edificio obligaba a que permaneciera cerrado al público durante varios meses al año para su mantenimiento, el museo siempre ejerció una atracción fuerte sobre los estudiantes de nivel primario y secundario.
En tiempos de plena actividad recibía la visita de seis escuelas por día, lo que significaba una afluencia de 1500 escolares por año.
"Los animales embalsamados, las colecciones de insectos y los fósiles eran las vedettes para los chicos, que quedaban embelesados con el museo", relató Ferioli. Y señaló: "Los pisos de pinotea, las bibliotecas de roble y los libros y papeles hicieron que el edificio fuera fácil presa de las llamas. Este es un golpe letal para la investigación y la cultura".
Por su parte, el decano de la Facultad de Derecho, Ricardo Silberstein, afirmó: "Los daños que hemos sufrido son enormes. Volver a dar clases demandará un esfuerzo aún mayor al que tuvimos que hacer para refaccionar los salones que inauguramos el año pasado y que demandaron una inversión de más de un millón de pesos".
Los 5000 alumnos de la facultad deberán esperar a que finalicen las tareas de remoción de escombros que realizan los bomberos para poder volver a las aulas.
"Se quemó parte del archivo y la biblioteca -detalló Silberstein-, pero lo peor son los daños que sufrió el aula virtual para videoconferencias. No sé si podremos recuperarla."


Vaivenes de un edicio centenario}

- El antiguo palacio de tribunales donde se desató el incendio fue construido por iniciativa del empresario catalán Juan Canals en 1888.
El proyecto, un diseño del arquitecto inglés Hillary Bloyd Walker, daba especial importancia a la cúpula donde se instaló un reloj que -frabricado en Francia- es mellizo de otros tres instalados en edificios públicos de Berlín, Moscú y París. Su emplazamiento estuvo a cargo de Luis Verstraeten, que se ocupó de la calibración de la pieza y de la instalación de las diez campanas que suenan para dar la hora.
En el edificio funcionan hoy el Museo de Ciencias Naturales Angel Gallardo y la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario. El abandono que sufrió durante los años en que perteneció a la provincia de Santa Fe provocó un severo deterioro.
En 1997 fue declarado monumento histórico nacional. Sin embargo, un año más tarde la desidia de las autoridades, traducida en una falta de mantenimiento, desencadenó el desmoronamiento de parte del cielo raso de una de las salas y obligó a que el Museo de Ciencias Naturales fuera cerrado al público.
La refacción del edificio, que demandó una inversión importante, permitió su reapertura en agosto del año último.

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