Hugo P. Castello, 2013. MACN: en comisión en la Fundación de Historia
Natural "Félix de Azara".
En 1926 el diario La
Prensa, que en reiteradas
oportunidades se había ocupado del museo de ciencias naturales, sus salas y los
problemas edilicios, se refiere con detalle de las vicisitudes por las que
atravesaron los distintos proyectos legislativos que fueron presentados por los
legisladores nacionales con el prepósito de votar los fondos necesarios para la
construcción del nuevo edificio.
Transcribimos a
continuación el texto del artículo de La Prensa:
El edificio original del Museo cerca de 1920
El edificio para el Museo de Historia Natural. La
Prensa: 25/8/1926
El asunto del edificio para el Museo de Historia Natural, a
que se refiere el proyecto de restituir a la ley 8937 las sumas empleadas en
otros objetos por el Ejecutivo, tiene una historia por demás interesante.
Desde treinta años atrás, los directores del museo han
clamado por esa obra. El doctor Carlos Berg, según Ameghino, pasó 10 años
insistiendo continuamente en la necesidad de instalar el edificio
decorosamente. Ameghino, a su vez, inició sus gestiones el mismo día de hacerse
cargo del puesto, en abril de 1902 y en 1910 declaraba: “he subido y bajado
las escaleras de los ministerios, de los domicilios de ministros, congresales y
particulares, miles de veces, mendigando, porque esta es la palabra, ya la
acción de los ministros a favor del establecimiento, ya los votos en el
congreso, ya una moción de preferencia….. y de ir las cosas como van, también
bajaré a la tumba sin ver un principio de realización a la única recompensa y
satisfacción que tendría en mi vida.”
Hace 22 años, en julio de 1904, el ingeniero Agote propuso
al gobierno la construcción del edificio. Sus planos durmieron en los archivos
ministeriales. A instancias del Ministro de Instrucción Pública que “deseaba
tener listo el edificio para el Centenario”, presentó otras propuestas
en diciembre de 1909. Esta se acepta, se celebra el contrato en marzo del 1910
y envía el proyecto el 19 de abril siguiente. El “expediente no se movió
de ahí”. Tiempo mas tarde, con motivo de discutirse nuevamente el
asunto, el citado ingeniero expresaba que “el doctor Ameghino está
aplastado, ha luchado y ha sido vencido”. No encontrado forma de
interesar eficazmente a las autoridades para salvar el Museo. Cuando le
comuniqué que había hecho una nueva tentativa, me contestó “que ya había
perdido hasta las ilusiones.”El Ejecutivo no ha
desconocido esta situación. En mensajes y memorias de hace mas de veinte años,
manifestó reiteradas veces la necesidad de la construcción de un edificio. Primero
se pensó instalar el Museo en la calle Montes de Oca; en 1907 la ley 5050
ordenó transformar el Asilo de Mendigos, ubicado en la
Recoleta para la translación
de aquel. Para cumplir la ley, el 4 de marzo de 1907, se celebra
un convenio con la
Municipalidad mediante el
cual el gobierno adquiere el sitio con la obligación, por parte de la
Municipalidad, de construir
otro y desalojar inmediatamente el que ocuparía el museo, y recibe como
compensación, la suma de 2.089.366 pesos y 140.000
metros cuadrados
de terreno en la
Chacarita. Se construye el
nuevo edificio para el asilo y, sin embargo, en octubre de 1909, el Intendente
Municipal, hace la desconcertante declaración de “que los mendigos se
encontraban bien donde estaban, que nunca bahía pensado en sacarlos de allí y
que el nuevo asilo lo bahía destinado a hospital de crónicos.”
Se realiza, entonces, otro arreglo entre el Ejecutivo y la
Municipalidad, por el cual ésta
entregaría el terreno de Palermo Chico para levantar el edificio. El Ejecutivo
ordena los gastos para iniciar la construcción y cuando solicita a la
Intendencia la entrega de lo
convenido, ésta expresa haber arrendado para espectáculos públicos los terrenos
de Palermo Chico. Proponen ceder el terreno del jardín de la
Recoleta, hasta la calle
Posadas. Pero sus reducidas dimensiones, no permitían realizar la obra. Por fin
el 22 de mayo de 1912 se celebra otro convenio, por el cual la
Municipalidad cede una
fracción del Jardín Botánico, comprendida entre las calles Malabia y Santa Fé y
además la suma de 1.000.000 pesos. El Congreso aprueba este convenio
por la ley 8937, y autoriza a invertir 1.500.000 pesos de rentas generales. Ya
en 1912, pues, la cuestión estaba aparentemente resuelta.
Sin embargo, el futuro museo parecía condenado a no
construirse jamás, el 25 de mayo de 1916, el Poder Ejecutivo “manda
reserva el expediente hasta nueva disposición”.Transcurren
varios años y el 30 de enero de 1920 se celebra otro arreglo con la
Municipalidad, por el cual,
en vez del terreno de Malabia y Santa Fé, cede esta última el ángulo SO, que
forman las avenidas Alvear y Sarmiento, en una extensión de 1670
metros, pero
en este asunto sucedía algo curioso: cuando el Congreso votó recursos, el
Ejecutivo no hizo la obra. Cuando el Ejecutivo, después que caducan- o se
gastan- los recursos, pide de nuevo, el Congreso no lo vota. Sabido
es que-hace algún tiempo- se dispuso al fin construir el museo en el Parque
Centenario, y se inició la construcción del edificio. Ahora resultan
insuficientes los recursos. Pero no es con proyectos, ni con
créditos especiales con lo que se realizará. La obra costará 4.000.000 pesos,
existen acumulados 600.000 y el nuevo presupuesto acuerda 350.000.
Quiere decir, pues, que antes de cuatro o cinco años no estará terminado este
famoso edificio
Esquema arquitectónico de edificio para el
Museo de Historia Natural tal como fue concebido en 1913 para un fracción de
terreno en el jardín Botánico, en la
Avda. Santa Fé, que luego fue descartado.
Según un artículo del diario La
Prensa (26/9/1913).
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