miércoles, 12 de diciembre de 2012

Parte IIa. La rebelión de los paleontólogos de la calle Perú en 1930

Hugo P. Castello, 2012.  MACN: en comisión en la Fundación de Historia Natural "Félix de Azara".

Cíticas de los "rebeldes" sobre lo acaecido en el Museo en relación con las categorías, salarios, nombramientos inadecuados durante la dirección del Prof. Martín  Doello Jurado.


Enterado Lucas Kraglievich que el Prof. Martín Doello Jurado acababa de prohibirle la entrada la Sección Paleontología de los Vertebrados al adscripto Don Carlos Rusconi  y habiendo llegado a la conclusión que su rebelión contra el director estaba perdida, decidió elevar el texto de la siguiente carta de renuncia:

Señor Director del Museo de Historia Natural "Bernardino Rivadavia",
Prof. Martín Doello Jurado
Presente

Enterado por las versiones periodísticas de una resolución ministerial recaída en la cuestión
del Museo, por la que usted aparece implícitamente confirmado en las funciones directivas del
mismo, considero que ningún auspicio favorable a la verdadera investigación científica tengo
que aguardar bajo esta situación, como lo evidencia el acto previo de haber destituido al
dignísimo adscripto honorario de paleontología, D. Carlos Rusconi, designado en 1928 de
acuerdo con el suscripto, según reza su nombramiento y a quien se le entorpece de ese modo su
valiosa labor paleontológica, documentada por los 20 trabajos que ha publicado con
materiales del Museo, en el breve espacio de su adscripción, contribuyendo así a realzar el
prestigio de la ciencia argentina sin otra compensación que la de haber cumplido su idealidad.
En consecuencia, renuncio a seguir desempeñando las tareas que, como Encargado nominal de
la Sección Paleontología de los Vertebrados, vengo realizando en el establecimiento; y al
presentar esta renuncia manifiesto mi esperanza de que llegue también para mi país, el
momento en que sus hombres de ciencia dejen de ser apreciados cual meros dientes del
engranaje administrativo y se les otorguen las consideraciones que lógicamente les
corresponden por su alta jerarquía intelectual y por lo que ellos representan para el país,
consideración que, por mi parte, me honro en haberla merecido cumplidamente ya desde el
extranjero, donde sin duda hallaré auspicios para continuar mi labor científica bajo las
requeridas condiciones.
Saludo a V. atte.
Lucas Kraglievich

Tres años después de su renuncia  y ya habiendo fallecido repentinamente en Buenos Aires en 1932, Nicolás Teófilo Kraglievich publicó el texto que parcialmente reproducimos:

Extraído de “Yo acuso” por Nicolás Teófilo Kraglievich: 44-52 (1933).

Texto parcial de la nota enviada por investigadores y técnicos del Museo Nacional al Señor Ministro de Justicia e Instrucción Pública del Gobierno Provisional de la Nación  doctor Ernesto Padilla * (Octubre 27 de 1930).
1º. Porque el cargo de director es ocupado actualmente por el señor profesor Martín Doello Jurado sin nombramiento legal que lo autorice dado que el “Director ad-honorem” que disfrutaba por decreto el 28 de diciembre de 1923 caducó el 10 de enero de 1929, en virtud de haberse creado en esa fecha en el Presupuesto Nacional el cargo de director rentado, y no ha mediado el correspondiente nombramiento que justificara la permanencia del señor Doello Jurado en el puesto.
2º...Porque esta situación de virtual acefalía se hace mas efectiva en el hecho de que desde la presentación de nuestra citada nota, en la que lo descalificábamos por carencia de la elevación de la conducta y temperamento científico necesario a la elevación del cargo, no ha hecho acto de presencia en la casa matriz del museo, situado en la calle Perú y Alsina, ni tampoco el señor Secretario Don Pedro Serié, de tal modo que en esta casa donde los firmantes desempeñamos nuestras respectivas funciones la única representación global es desde entonces la del portero.
3º. Porque hemos constado la despreocupación del señor Doello Jurado hacia la función científica del establecimiento en el hecho de que durante los siete años que ha ejercido el cargo de director sólo ha dado a publicación y en promedio anuales de 230 páginas de los “Anales” y “Comunicaciones” del museo mientras que en los 20 años anteriores, durante los períodos directivos de los señores Florentino Ameghino, Ángel Gallardo, Agustín J. Péndola y Carlos Ameghino los promedios fueron de 750, 610 y 430 páginas respectivamente, no obstante los mayores recursos y elementos con que el señor Doello ha contado. Igualmente exiguo resulta dicho promedio comparado con el que ha producido en los últimos años el Museo de la Plata, aun cuando dicho establecimiento dispone de menos personal científico que el nuestro.
4º Porque en correlación con ese desinterés por el fomento de la producción científica, el señor Doello Jurado se ha permitido retener hasta tres años los originales que le hemos entregado confiados en su promesa que los haría publicar en los Anales del Museo, con lo cual nos hemos visto obligados a dispersar la mayor parte de nuestra producción en revistas ajenas a este museo, mutilándolas, a veces para no ser gravosos a éstas, con gran perjuicio para la perfección de los trabajos, la coordinación bibliográfica y el concepto de la institución y de los que ellas trabajamos; dándose el caso, ente otros similares, de que por un trabajo que hemos logrado se publique en los Anales, tuvo alguno de nosotros que publicar quince fuera de ellos, de modo que si se hubiera acumulado ese material en los “Anales”, habría alcanzado el promedio a más de 500 páginas por año.
En cuanto a algunas cortas tiradas aparte de varios trabajos aparecidos en los Anales de la Sociedad Científica Argentina y en la revista “Physis”, costeadas por el Museo, es de advertir que sólo ficticiamente podrían ser computadas como ediciones efectivas del mismos, y en cambio patentizan la convicción del propio director sobre que dichos trabajos debieron imprimirse oficialmente en los “Anales” por cuenta del Museo.
5º. Porque no tenemos conocimiento de que el señor director haya llevado registro escrupuloso de las entradas de trabajos que le han sido presentados para publicación; y en esa forma ha dispuesto arbitrariamente la prioridad de las publicaciones, dando a veces preferencia infundada a las de autores extraños al Museo.
6º.Porque en conexión con ese desinterés por  las publicaciones científicas, resulta haberse invertido con ese objeto, durante el período directivo del Señor  Doello, una suma insignificante, que no llega a un promedio de cien pesos por mes, tomados de la partida de 4000 pesos mensuales asignada en el presupuesto ordinario para costear ese y otro rubro; vale decir que para fin tan primordial apenas se ha empleado la cuarentava parte de su monto.
7º. Porque para otro objeto muy esencial de la investigación científica, el rubro de
“exploraciones” ha invertido un promedio que creemos inferior a 200 pesos mensuales, o sea la vigésima parte del total (no obstante haber contado con asignaciones extraordinarias para diferentes gastos, que en los 7 años suman unos 130.000  pesos) ,lo cual comprueba que dicha partida no ha sido razonablemente empleada.
8º.Porque ha malgastado el dinero de esa partida global de gastos en pagar empleados administrativos supernumerarios, convirtiéndose el Museo en una institución burocrática, con perjuicio de sus fines genuinos, y por eso porque afición al excesivo expedienteo y vano caporalismo parecen ser móviles preferentes del señor Doello Jurado.
9º. Porque también a consecuencia de su falta de serio interés por la investigación científica, ha desestimado  en muchos casos las indicaciones del alto personal para adquirir materiales de estudio y realizar exploraciones en determinados parajes, y en cambio ha distraído los empleados y recursos en comisiones no coordinadas con plan alguno ni con  los requerimientos que los especialistas le han hecho.
10º. Porque ha interrumpido de modo inexplicable las importantes exploraciones iniciadas por Florentino Ameghino en las barrancas de Miramar, cuyos hallazgos dieron lugar a tantas disquisiciones de trascendencia científica y filosófica, y que por eso mismo merecían ser proseguidas muy especialmente con el fin de esclarecer los problemas suscitados por dichos hallazgos. El experto que tuvo a su atención la vigilancia del yacimiento es mantenido desde hace años ociosos en esta capital, pese a sus reiteradas demandas de partir para atenderla.
11º. Porque el señor Doello Jurado ha perjudicado la reputación del museo y su personal, enviándolo a comisiones científicas sin los recursos indispensable y con la consigna de mendigar el favor público y retribuyéndole después con dádiva sus gastos personales en campaña con menguadas sumas de dinero discrecionalmente otorgadas para suplir la inconsulta medida de haber suprimido los viáticos reglamentarios en la Administración Nacional, tanto mas justificados en el caso de los empleados del Museo por los sueldos exiguos que reciben.
12º.Porque el director ha procedido constantemente con voluntad omnímoda o personalista, haciendo tabla rasa de la autoridad del alto personal científico y técnico, disponiendo a su talante de los empleados y colecciones que de aquel dependen inmediatamente.
13º. Porque el director ha ofendido al alto personal del Museo, haciendo conocer por medio de sus subalternos disposiciones generales atingentes a la marcha del establecimiento o impartiéndoles secretamente resoluciones concernientes a dicho personal, sin  atender las repetidas quejas que sus procederes han motivado.
14º. Porque ha elaborado los proyectos de presupuesto de la institución sin hacer consulta con el alto personal científico y técnico y de este modo ha suprimido cargos preexistentes desde larga data, dejando cesantes a sus titulares mediante modificaciones de leyenda y, lo que es mas censurable, ha intentado imponer subrepticiamente su propio nombramiento de director titular en la Ley de Presupuesto General de la Nación, rotulando el cargo con la capciosa leyenda de “Director y Jefe de la Sección Malacología”, sección de la que él es precisamente, Jefe desde el año 1928.
15º. Porque ha introducido y fomentado antagonismos entre el personal confundiendo órbitas de sus atribuciones, y con este proceder llegó a provocar hace algunos meses la renuncia del cargo de Conservador de uno de nosotros, en la que se dejó expresado claramente que obedecía a un desacuerdo “con la orientación, impuesta al Museo” por el director. Además el Señor Doello Jurado ha provocado el alejamiento de personas que antes trabajaron en el museo y ha intentado perjudicar la labor de los especialistas de otros museos que concurren a éste para sus consultas, y con todo ello se ha creado una atmósfera de antipatía dentro y fuera del Museo.
16º. Porque a pesar de haber multiplicado las adscripciones y subdivisiones de cada sección, no ha estimulado otra cosa que las vanas apariencias, dado que ha entorpecido la eficaz actividad investigadora, y puesto trabas para que la efectuada se consigne en los “Anales” del establecimiento.
17º. Porque ha carecido de ecuanimidad en las retribuciones en dinero al personal adscrito, pues mientras lo ha hecho con algunas personas ha dejado de hacerlo con otras que notoriamente más lo han merecido por si asiduidad y la importancia de su labor.
18º. Porque ha desquiciado las jerarquías al designar “Encargado de Sección” a ciertas personas cuyo empleo es el de “preparador” o “ayudante” preparador, mientras otras de igual categoría permanecen en los puestos que por denominación les corresponden; sin contar con que hay un “preparador” encargado de la Biblioteca y otro que cumple funciones enteramente administrativas, con lo que además, ha sustraído a las secciones personal técnico que les es indispensable.
19º.Porque durante el período en que el señor Doello Jurado ha tenido a su cargo la dirección, se advierte un descenso del nivel intelectual del museo, por cuanto las personalidades científicas perdidas por fallecimiento o renuncia no han sido reemplazadas ni menos aumentada la entidad conjunta de los valores de la institución; y en cuanto al aspecto meramente jerárquico, se ha dado el caso de haber sustituido a un destacado naturalista fallecido, autor de 200 trabajos, por un preparador que no tiene en su haber publicación alguna ( Zotta) y que en esta forma se encuentra equiparado con otros empleados que  han dado a  publicidad muchos trabajos.
20º. Porque ha rebajado los títulos emanados de la Universidad de Buenos Aires haciendo designar para el  cargo manual de “ayudante” preparador a un doctor en ciencias naturales y propuesto para igual cargo de un ingeniero agrónomo.
21º. Porque el deliberado trastrueque y vejamen de jerarquías y consideraciones se ha manifestado también en hechos como el de mantener en alojamiento sucesivos a cual mas indigentes a un funcionario técnico que es a la par profesor titular de la Universidad de Buenos Aires, mientras que subalternos auxiliares de la sección a cargo del señor Doello Jurado disfrutan de instalaciones que, como todas las de dicha sección, se destacan exageradamente por su lujo y amplitud.
22º.Porque ha prescindido del alto personal científico y técnico en la confección de los proyectos del edificio del Museo que se construye en el Parque Centenario, y por ello quizá dicho edificio, si bien magnificente en el papel, es irrealizable con los recursos que su presupuesto le asigna, y su proceso de construcción no satisface la urgencia de abandonar los inadecuados y dispersos locales que hoy albergan las colecciones y dificultan el trabajo.
23º. Porque a pesar de haberle encomendado el superior gobierno por decreto del 28 de diciembre de 1923, “redactar y someter a consideración del gobierno nacional los estatutos que deben regirla institución”, el señor Doello Jurado ha dejado transcurrir siete años sin realizar hasta la fecha esa obra que, ciertamente. Habría sido un freno para sus discrecionales procederes; y no por que su labor como naturalista le haya absorbido el tiempo dado, dado que, en los mismos siete años, ningún trabajo suyo consta en los “Anales” y es muy corto el número de los publicados por el profuso personal de la sección a su cargo.
24º. Porque no ha estado a la altura del cargo de director al mantenerse en el mismo no obstante haber sido documental y públicamente censurado por parte principal del personal del Establecimiento, y además ha sembrado discordia interna al consentir ser respaldado por firmas de personal subordinado, frente a nuestra acusación, en lugar de tratar de levantarla por medios dignos y conducentes, si para ello entiende que hay lugar.-----------------
 
Nota
* El Dr. Padilla fue designado Ministro de Justicia e Instrucción Pública por el Presidente José Félix Uriburu  el 6/9/1930, y renunció a los pocos meses en 1931. Según las referencias históricas no se habría iniciado un sumario administrativo dentro del Ministerio para evaluar las acusaciones de los “rebeldes”contra el director. Padilla le dio la razón a  Doello Jurado, y lo confirmó indirectamente en el cargo.
Algunos de los “rebeldes” renunciaron, otro fue dimitido y mas tarde re-incorporado, otros dos fueron "perdonados” por Doello Jurado y a otros se les prohibió la entrada al museo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario